Por Editorial Sudestada
El gobierno de Milei llegó a Corrientes el pasado martes, con una comitiva bastante demorada, ya que recién se acercaron a la investigación y a intentar hablar con la familia 10 días después de la desaparición de Loan, el pibe de 5 años que seguimos buscando.
Sabemos que cuando desaparece una persona el alerta debe ser inmediato, más aún cuando es menor de edad, y el peligro de la trata de personas, de rapto, y secuestro, podría estar latente. Pero el gobierno de la “libertad individual”, del Estado corrido al costado, del grotesco y la “venta libre de niños” como propagandeaba Milei en plena campaña electoral; no accionó. Y 10 días después -con todo lo que implica ese tiempo para la importancia que podría ejercer el gobierno frente a la búsqueda- Bullrich llegó al lugar, cuando la opinión pública así se lo exigió, cuando las papas comenzaron a quemar, y con un fuerte repudio de los vecinos de Corrientes.
Ahora, frente a las cámaras, con el titubeo crónico para hablar de cuestiones que desconoce, que no le interesan, o que falsea desde todos los lugares posibles, afirma: “Vamos a ir con todo, hasta en la panza de los animales”. Podemos analizar de mil maneras este nuevo chasco de la Ministra de Seguridad. Pero empecemos por el respeto hacia la familia, el tacto para con ellos, la coherencia y responsabilidad para comunicar. Un poco de empatía sobre un niño que lleva dos semanas desaparecido, que tiene 5 años, y que todo un país -menos el gobierno de la venta de niños, órganos y armas- lo busca.
Pero Bullrich es Bullrich. La fantasma de la oportunidad. La Ministra de las represiones o las patas en el agua siempre. A la que le cuesta expresarse pero comprende muy bien cuando dar la orden de accionar, cuando salir enseguida, y cuando esperar a que la bomba estalle para mostrar la “solución”. Bullrich, la que 10 días después de la desaparición de Loan, fue a Corrientes, y ahora lo quiere buscar en “la panza de los animales”.
