Caputo: “La gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos”

Por Editorial Sudestada

Toto Caputo, el fugador serial, el de la timba y los préstamos que nadie sabe dónde están, y que con todo ese prontuario encima volvió a ser Ministro de Economía como una especie de premio, cuando con una Justicia coherente y seria estaría preso. Ahora admite que saca parte de las reservas del país en oro del Banco central para depositarlas en el exterior, y especular con el mercado internacional. “Si tenés el oro afuera le podés sacar un retorno”, sentenció el Ministro de un gobierno que con el presidente a la cabeza, busca “blanquear” los paraísos fiscales, desguazar al Estado, condenarnos, incluso rifar las reservas del país.

Por otro lado, y con el título de “está bajando la inflación” sobre números que ni un solo ciudadano de a pie ve y siente, y con el balance retocado y celebrado de la hojita de excel, agrega: “La realidad probará que en breve la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos”.

En una Argentina pobreza y desocupación en aumento, con sueldos por el piso -el salario mínimo decretado en las últimas horas por Milei es de 234 mil pesos cuando la canasta básica supera los 900 mil-, con barrios sin asistencia estatal, con la obra pública paralizada, con jubilaciones miserables, y aumentos día a día en alimentos y servicios de necesidad básica, Caputo afirma como algo positivo que la gente tenga que vender dólares para pagar impuestos, y que la fuga se legaliza rifando nuestras reservas, con todo lo que eso implica.

El paso de estos Ministros con la economía del país en la mano como Caputo, Sturzenegger, Cavallo, Martínez de Hoz, Dujovne, entre otros, es fugaz, pero cuando se quedan en el tintero, cada ejecución no tiene costo, sienten la impunidad para decir una barbaridad como esta para esperar los aplausos, como Domingo allá por el 2001 cuando le pedía a la gente el esfuerzo para robarnos los ahorros con el famoso “corralito”.

Este es Caputo, el Ministro del peor gobierno desde el retorno de la democracia.

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