Millones de niños no cenan en Argentina

Por Editorial Sudestada

Un informe de UNICEF alertó que en nuestro país 1 millón de niños se va a dormir sin cenar. Pero no queda ahí. Alrededor de 2 millones de pibes se saltea una comida al día, porque sus padres no pueden comprar alimentos. Para graficarlo aún mejor por si algún desprevenido hace cuentas con la realidad, la panza y el dolor ajeno: 7 de cada 10 pibes come -con suerte- una sola vez al día. A esto le sumamos que en todo el territorio hay más del 60% de pobreza, si afinamos números, y 1 de cada 5 personas es indigente, con todo lo que eso implica.

Sin embargo, y coherente con el plan llevado adelante, el gobierno no dice palabra sobre esta realidad. De hecho, y por provocación o en otro intento de tapar el sol con la mano, habla de que “la inflación es un tema terminado”, y de la pobreza ni noticias de la boca de los voceros del peor gobierno democrático de la historia. A su vez, en otro mes de aumentos en todos los servicios y en todos los alimentos -también en el transporte entre tanto- el Salario Mínimo decretado por el mismo Milei, se mantiene en 254 mil pesos. ¿Cuánto necesita una familia para vivir, cuánto un laburante, cuánto se necesita para que tu hijo o hija pueda cenar todos los días?

Millones de pibes no cenan. Entre ellos, muchos solo comen en la escuela. Es decir que los sábados y domingos…

¿Cómo es posible que esta no sea la principal noticia de toda la agenda mediática? ¿De qué manera comprendemos que en la calle se escuche silencio cuando 7 de cada 10 pibes comen una sola vez por día?

El gobierno calla, y puertas adentro se ríe y celebra. Porque para esto vinieron. Porque a la vez secuestran los alimentos de los barrios y dejan que se pudran. Incautan los medicamentos. Encajonan las frazadas en plena ola polar. No pisan un solo barrio. No hay asistencia. No hay Estado en los sectores más vulnerables. Y de a poco estos millones de niños que no cenan se multiplicarán, como viene sucediendo mes a mes, día a día, a la par que Milei y Caputo te dicen que hay “superávit fiscal”, en un país con hambre y miseria.

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