Por Editorial Sudestada
Más de un millón de personas se movilizaron en todo el país en defensa de la educación pública, contra las políticas de ajuste, y por la ley de financiamiento universitario, aprobada en el Congreso, ahora vetada por Milei, y que volverá al recinto para ver si otra vez -o no- el gobierno logra la transa, la negociación, y otro “asadito” el Olivos.
Por un lado el pueblo en las calles, reventando todas las plazas, las calles, con el grito, el canto, el repudio, y lucha por la dignidad. Y por otro, el gobierno sin la orden de reprimir -como el 23 de abril pasado-, y con el presidente jugando al troll del odio, insultando, reposteando violencia en redes, falseando información para que sus alfiles la repitan “que no hay auditorias”, “que se la roban toda”, “que inventan alumnos”, “que se les acaba el curro”. En fin, una tras otra sin un solo fundamento claro y preciso. Y a la vez metiendo el gancho para que el veto sea efectivo. Porque para ellos lo único que les importa es que el Estado no “gaste” un mango en lo que signifique un derecho para el pueblo, y con ese manual “avanzan”, pasito a pasito, mes a mes.
¿Qué sucederá luego de semejante movilización, de un Milei enceguecido en mantener la excusa agotada del “déficit” pero ahora hablando de “golpistas” cuando se acerca diciembre? ¿Qué reacción tendremos ante este veto, a las universidades que peligran, a la educación pública contra el paredón, y frente a un Congreso con los radicales que “marchan” pero luego aplauden el veto, como ya lo hicieron y posiblemente lo hagan la semana próxima?
Ayer millones salimos a las calles, en todo el país, en cada rincón del territorio. La lucha está. El pueblo responde. El gobierno no escucha, y sigue sus “mandamientos” fascistas y empobrecedores. ¿Qué haremos ahora? ¿Se viene otra movilización o los gremios volverán a decir que “ahora mejor no”, que esperemos a “marzo”, o que “confiemos” en el Congreso de La Nación?
