Por Editorial Sudestada
Vera Jarach, recibió la ciudadanía argentina a sus 96 años.
La historia de Vera estremece. Tiene 96 años y lleva 85 viviendo en Argentina. Llegó de Italia en barco, siendo una niña y escapando del fascismo de Mussolini. Su abuelo fue asesinado en Auschwitz. Su única hija, Franca Jarach, fue secuestrada por el terrorismo de Estado el 25 de junio del 76. Tenía 18 años. Fue llevada a la ESMA. Y hasta el día de hoy, Vera y todo el pueblo con Memoria, la seguimos buscando.
Esta enorme Madre, de sonrisa amplia y la lucha impregnada, con una historia de persecuciones encima, sigue camino, sigue sembrando, y hoy -luego de 85 años de vivir en Argentina- recibe la ciudadanía. Lo pidió hace poco. El año pasado le dijo a Eduardo Tavani -abogado y referente de la APDH- que quería ser ciudadana argentina. Y se encaminó la cuestión. Completaron los trámites, y esta cuenta pendiente, se realizó. Ahora, a sus 96 años.
“Yo tenía una deuda de honor, y la estoy saldando tantos años después de llegar a la Argentina y de haberme considerado parte siempre. Acá nos salvamos. Esperé mucho tiempo y ahora, en el momento tan triste que vive la Argentina, decidí que esa deuda debía ser saldada”, sostuvo Vera con toda la emoción que nos genera esta enorme Madre, una gran luchadora por los derechos humanos, por los derechos sociales, y por la Memoria, la Verdad y la Justicia, en tiempos en los que el gobierno nacional y todo el séquito que lo acompaña, promueven el olvido.
Vera es y será siempre nuestra. Desde aquella niña de 11 años que escapó del fascismo. De la periodista, de la mamá, de la Madre, de la compañera, de la ronda y el pañuelo blanco, de la sonrisa y el compromiso. Y del pueblo que la -y las- abraza, todos los días, en todos los rincones.
Porque ahí está Vera, sonriendo a pesar de todo, con todo el camino por delante y con la semilla que sigue multiplicando. Ella. Nuestra Madre. Una de las más grandes de nuestra historia. Hoy, y siempre, ciudadana argentina.
