“Los jardines de Juana”: la última novela de Natalia Bericat sobre salud mental

Foto: Nota al pie

La nueva novela de Natalia Bericat nos invita a encontrarnos con la historia de Juana Rojas, una mujer que habita el desamparo y el encierro. Nos invita a encontrarnos con los mitos, los prejuicios, las concepciones, las miradas, que han ido construyéndose en el devenir de la historia respecto de la locura, la discapacidad, todo aquello que necesitamos nombrar como “distinto”.

Por Fernanda Felice

Nos invita a reflexionar sobre las respuestas de la sociedad y los lugares asignados a esos “otros y otras diferentes” –que se salen de la norma establecida– que suelen generan temor, rechazo, vergüenza, pena; que requieren del “saber médico” y sus diversas intervenciones (tratamientos y medicaciones); que suelen ser expulsados, excluidos y aislados, para proteger a esos otros y otras que son “iguales”, porque históricamente la diferencia ha sido entendida como peligro inminente. Entonces, en nombre de la cura a todos los posibles males, el encierro aparece en escena como antídoto o paliativo para contrarrestar la locura y sus efectos nocivos.

Tal como lo asegura Michel Foucault: “A lo largo de la historia, la «anormalidad» ha alcanzado el estatuto de riesgo a controlar, por lo cual, siempre ha sido necesario que se desplieguen todo un conjunto de instituciones de control, una serie de mecanismos de vigilancia y distribución que permitiesen gobernarla, dominarla”.  Natalia Bericat lo sabe y por eso se pregunta: ¿En qué rincón del mundo los pájaros sueñas con jaulas vacías?

Nos invita a encontrarnos con el dolor, las creencias religiosas (la culpa y el castigo), la perspectiva tutelar e institucionalizada que infantiliza la diversidad y entonces estima tener la potestad de decidir sobre las vidas ajenas, sin hacer preguntas ni cuestionarse absolutamente nada. Quizás por eso la autora no duda en afirmar que: Los cuerpos inquietos son obligados a callar, mientras que Juana se pregunta: ¿Cuánto tiempo tolera el alma en un cuerpo que sufre?
Nos invita a pensar en las historias antes que en los diagnósticos que, muchas veces, borran el nombre propio y se convierten en condenas. Juana lo sabe, lo padece: Soy una historia clínica, papeles apilados con letra de máquina de escribir que dice lo que tengo. Depresión, esquizofrenia, locura: un inventario médico, un montón de palabras encadenadas para nombrarme.

Como dice la querida Liliana Bodoc: “A veces, los cuentos son retumbos y destellos de hechos ciertos. Contamos lo que ocurrió. Otras veces, los cuentos son pedazos de sueños. Contamos para que ocurra.” Sin dudas, Los jardines de Juana son destellos de hechos ciertos y pedazos de sueños: todo lo real que acontece y queremos cambiar. Me animo a afirmar que Natalia Bericat sigue escribiendo con el deseo de que este mundo, alguna vez, nos aloje a todas y a todos. Porque, en esta novela, por fortuna: un día, las puertas del jardín se abren para combatir todas las injusticias de este mundo.

Anterior

Facundo Astudillo Castro, presente

Próxima

Día del niño en Paraguay